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Opinión: La involución del hombre

Las redes sociales e Internet se han convertido en los vehículos idóneos de control de masas

Desde pequeños nos han enseñado que la Historia del hombre ha estado marcada por diferentes hallazgos que, de forma más o menos significativa, han cambiado radicalmente su forma de comprender el mundo. La rueda, la escritura, la imprenta, la máquina de vapor y la llegada de la electrónica han escenificado un trampolín hacia el progreso que parecía no tener fin. No obstante, este periodista difiere. Su premisa es simple: cree fervientemente que el ser humano está sufriendo un retroceso, un repliegue, una involución.  Es más, afirma que la pérdida de valores en una sociedad es directamente proporcional al empleo masivo de desinformación, de mensajes manufacturados, cultura degradada y de la reducción del individuo a una masa acrítica e incapaz de movilizarse. Para Internet yo no soy Manuel Gamero Sánchez sino otro usuario anónimo más cuyo interés es averiguar qué venderle. Este periodista afirma que mientras el ser humano es el yunque, Internet en todo esto es el martillo.

Así y junto a esta especie de sentencia, el periodista les invita a que también culpen a los medios de comunicación. La victoria de Trump en las elecciones ha puesto de manifiesto la enorme distancia que separa la opinión pública de la opinión publicada, pues todas las quinielas daban a Clinton como vencedora. Esta distancia es un problema para los periódicos y para la sociedad. El que escribe estas líneas les invita a que entren en cualquier página web y se detengan a observar qué es lo más visto. ¿Hecho? ¿Ha comprobado usted mismo el grado de profundidad y de auténtico interés de lo que hoy en día se consume mayoritariamente? Reflexionen. Sus hijos e hijas, amigos y familiares están continuamente bombardeados con informaciones estúpidas, caídas, vídeos morbosos de muertes y asesinatos, desnudos, cualquier tipo de salida de tono pública, videoclips musicales sexistas donde la mujer se convierte en un mero objeto sexual y otros testimonios sumamente relevantes para construir a una persona con una opinión pública mordaz y crítica. ¿Notan la ironía?

¿Ciencia ficción?

El escritor Dave Eggers publicó un libro en 2013 llamado El Círculo que tiene bastantes puntos en común con lo que se está gritando a pleno pulmón en este artículo. Su planteamiento vuela a ras de suelo con la línea que separa la ciencia ficción de la realidad. Aquí es realmente delgada, pues puede que en futuro próximo sea tan cierta como que mañana lo más visto en Facebook volverán a ser los vídeos e imágenes señores, señoras y de animales haciendo el ridículo o bien poniendo parir a algo o alguien. Lo típico.

Pero volviendo a nuestro libro, éste nos advierte de los peligros de las redes sociales y de Internet, unos ejemplos de la revolución tecnológica que estamos viviendo. El título presenta a una empresa que reúne todas nuestras identidades virtuales a un golpe de ratón. Nuestra privacidad y nuestras vidas han sido reducidas a productos para comerciar y para controlarnos. ¿O es que acaso pensaba usted que esos anuncios que siempre aciertan con lo que busca son de casualidad? Si es usted de los que ha subido a la red fotografías de su hijo/a recién nacido le doy mi más sincera enhorabuena. Lo ha puesto en el candelero sin tener todavía siquiera uso de razón.

El profesor de lingüística norteamericano, Noam Chomsky, realiza una reflexión en sintonía con lo que este periodista ha explicado. Sus aportaciones en el campo de la lingüística han sido fundamentales para el desarrollo de la informática y nos decía que “Internet entrega acceso instantáneo a todo tipo de ideas, opiniones, perspectivas, información. ¿Eso ha ampliado nuestras perspectivas o las ha hecho más estrechas? Yo creo que ambas. Para algunos las ha ampliado. Si sabes lo que estás buscando y tienes un sentido razonable de cómo proceder, internet puede ampliar tus perspectivas, pero si te aproximas a internet de manera desinformada, el efecto puede ser el opuesto”. Ahora este periodista te pregunta, ¿qué vas a hacer?