Posted in:

Descubriendo la pintura mistérica de Jean-Honoré Fragonard

En esta ocasión, a partir de esta narración, quiero que conectéis con la pintura rococó del siglo XIX, en manos de uno de los grandes potenciadores del movimiento artístico: Jean-Honoré Fragonard.

Historia

Como curiosidad inicial, tengo que comentaros que Fragonard en un principio quiso ser abogado. Estuvo durante un tiempo realizando las prácticas en un bufé de abogados, hasta que descubrió su alma de pintor, tras interesarse por la pintura poco después de terminar sus estudios de derecho.

De esta forma, empezó a interesarse por la técnica pictórica, analizando a grandes maestros: artistas barrocos flamencos, pintores holandeses entre ellos Rubens, Rembrandt. Tras descubrir su gran pasión por la pintura, la familia decidió apoyarlo.

En esta ocasión, Fragonard decidió asistir a un taller de pintura, concretamente al taller pictórico de Boucher. Que le negará la entrada a su taller, desde un principio porque lo vio demasiado inmaduro. Pero finalmente, tras insistir bastante, lo aceptará entre sus filas.

Fragonard fue capaz de conectar con la pintura de su maestro, simulando el tipo de figuras, movimiento, las masas luminosas, pero siempre con un punto de personalidad, en este caso en los colores utilizados y la manera de proyectarlo de forma más desenvuelta.

Obras pictóricas

Dentro de sus obras pictóricas, es importante mencionar el carácter liberador del propio artista, proyectado en sus propias obras. La libertad artística por encima de todo. No creía en la jerarquía de los géneros, de hecho, va saltando de un género a otro sin pudor y con bastante entusiasmo. Otro aspecto liberador dentro de su personalidad, es el hecho de no querer participar en los salones de la academia, siendo caprichoso con las obras que quiere producir.

En sus obras pictóricas, vemos como se dispara la creatividad, exponiendo temas narrativos inventados y a la hora de exponerlo muestra la escena con momentos de intriga, explicado todo por los gestos de los personajes.

De esta forma, podemos ensalzar ese carácter mistérico en la obra “El columpio”. Los personajes están dispuestos de una manera brillante: la dama protagonista se ubica en el centro, mirando a su marido con picardía, pero sabiendo perfectamente que su corazón pertenece al amado que la balancea, escondido entre la maleza. Todo esto ocurre, dentro de una atmósfera cautivadora, llena de misterio.

Este recurso será explotado maravillosamente por el pintor, potenciando el carácter de la intriga, el descaro y la picardía.

El columpio

La aprendiz (Marguerite Gérard)

Por último, me gustaría ensalzar el grado de conexión entre la obra de Fragonard y las obras pictóricas de su cuñada (aprendiz del maestro). El artista es capaz de transmitir todas sus enseñanzas de forma eficiente a su cuñada Marguerite Gérard. Incluso tenemos que apreciar el hecho, de que la propia artista participe en el desarrollo de muchos cuadros, proyectados por Fragonard.

De hecho, la artista expone trazos pictóricos más finos y delicados en los cuadros, por el contrario, Fragonard es más enérgico y desenvuelto a la hora de componer la obra. De esta forma se complementan, a la hora de producir obras pictóricas. Todos estos matices podemos apreciarlos en la obra “El beso a hurtadillas”. La elaboración y disposición de las figuras son planteadas por el maestro Fragonard, pero la ejecución cae en manos en gran medida, de su cuñada Marguerite Gérard. Me aventuraría a decir, que la dulzura expuesta en este cuadro puede ser proveniente de la pincelada suelta y delicada de la artista, dejando de lado la pincelada enérgica del maestro. Pero aún así, dando como resultado una obra pictórica excelente.

El beso a hurtadillas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *