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Opinión: Televisiones manchadas de sangre

Al-Jazeera e Hispan TV son consideradas, de forma estereotipada, por EE.UU y el bloque occidental como televisiones al servicio del terror y la violencia

Algo importante sucede cuando el Pentágono tacha a una televisión de “terrorista” y la ubica “dentro del eje del mal”. La qatarí Al-Jazeera y la iraní Hispan TV están en el punto de mira de la primera potencia mundial y sus aliados. ¿El motivo? Erigirse como medios alternativos que no están dispuestos a seguir alimentando los estereotipos occidentales acerca del mundo árabe. La respuesta del poder ante cualquier desafío, con EE.UU a la vanguardia, es la hostilidad y la persecución.

En pocas palabras, el eje norteamericano no aprueba que se emitan imágenes de las miserias y muertes que provocan sus políticas agresivas. En este contexto se me viene una imagen muy clara a la cabeza: la Guerra de Afganistán y la cobertura que Al-Jazeera llevó a cabo en su momento.

La cadena qatarí fue famosa por su línea crítica y por mostrar al mundo las atrocidades cometidas por la presidencia de Bush y, de hecho, no es descabellado anunciar que antes de Al-Jazeera el mundo árabe se veía a sí mismo con ojos occidentales. Lo afirmo porque la BBC local y los medios occidentales eran las fuentes de información de esa zona del globo, construyendo una realidad cimentada con prejuicios y emitiendo lo que occidente quería ver y oír. Cuando surgen voces alternativas, el poder se defiende y entra en cólera. Sin embargo, no sólo el poder occidental entra en la ecuación, sino que algunos países árabes – Egipto y Marruecos – también han mostrado su rechazo a la cadena por sus reportajes críticos sobre la sociedad musulmana. Se trata de la historia más vieja del libro: el poder, venga de donde venga, se defiende.

El ejemplo

Hispan TV está también en el ojo del huracán. La cadena de Teherán – cuyo contenido se produce en gran parte en Madrid – lleva enemistada con los Estados Unidos desde los años 80 y, al igual que su homóloga qatarí, recibe una crítica estereotipada. El hecho de tener su sede en Madrid y de emitir en castellano hace que tenga un nexo especial con nuestro país. Dentro de ese contexto español, les insto a que visualicen un extracto de Fort Apache, la tertulia política conducida por Pablo Iglesias, número uno de Podemos. El programa fue utilizado por el poder político contrario a Iglesias como punta de lanza de las críticas hacia la formación morada. Para echar más leña al fuego, se criticaban las “dudosas reputaciones” de los tertulianos que Iglesias llevaba al programa. No son invitados cercanos al poder y su estructura, sino claramente antisistema. Es fácil suponer que tanto la cadena como el programa han tenido dibujados una diana por los círculos de poder.

En definitiva, estas televisiones son dos nuevos ejemplos de una lección que los lectores pueden advertir con claridad: el poder trata siempre de defenderse de las voces críticas. Piensen y no se dejen manipular.